lunes, 10 de febrero de 2014

11 de noviembre 2013




Pasaba Noviembre, mi casa se había convertido en un taller de puertas abiertas al que quisiera armar aviones, pintar o solamente venir a tomar mate y así lo dije en el face:

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Sigo armando aviones, hoy con ayuda de Luciana M. Schnitman y Gus. ¡Gracias! ¡Con Maru siempre presente! 
Al que quiera ayudar a armar aviones es bienvenido, toda mano extra viene bien ya que de a poco se está expandiendo la idea y cada vez mas gente quiere participar. De paso mateamos y aprenden una nueva técnica de reciclado.
Al que quiera hacerlo por su cuenta ¡no dude en preguntar!
¡Saludos!
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Dejé de usar papel de diario y recurrí a las guías telefónicas. El papel hacía tiras parejas y ver revestidos algunos aviones en un amarillo poderoso incrementaba mis ganas de armar más.
Cada día era diferente, una vez que empezó a correr la noticia de los aviones en el facebook para ser intervenidos empezó a llegar más y más gente. Primero fueron amigos, después fueron amigos de amigos hasta que me escribió una psicóloga desde el Chaco para preguntarme si podía usar el proyecto con pacientes suyos para ponerlos en contacto con el arte. ¡Me pareció fascinante! 
María Baylac, con quien había tomado clases de expresión de color, le propuso pintar aviones a sus alumnas del momento. Y así de boca en boca, personas curiosas, con ganas de hacer algo nuevo, algo que los sacara de la monotonía diaria y que sabían que iban destinados a un acontecimiento mucho mayor que pintar un avión forrado en papel, empezaron a llegar y los aviones comenzaron su vuelo para realizar la primer escala: tomar color.

Realmente se empezaron a ver muy diferentes una vez pintados. El primero en ser parte de la flota fue el que me dejo Maru antes de irse a México. ¡Gracias Maru!




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